Hubo un hecho que pasó
casi desapercibido frente al fárrago de incongruencias, desatinos de
funcionarios y sobre todo de imágenes tan elocuentes de lo que fue la toma por asalto
de las instalaciones del hospital Borda -de un taller “protegido” (parece una
ironía)- por parte del gobierno de Macri.
Me refiero al hecho
de la primera conferencia de prensa realizada en la tarde del viernes 26 de abril que
ensayaron algunos ministros macristas junto a la Vicejefa de Gobierno. Esta última
en reemplazo del gran ausente Mauricio Macri, cuya presencia no tenía mucho
sentido ya que difícilmente pudiera echarle la culpa de semejante tropelía al
gobierno nacional. Y obviamente no estaba, como no está nunca, en condiciones
de responder preguntas si no tiene quien le sople al oído o una prensa infame
que lo proteja. A su vez esto último tampoco era posible, ya que uno de los
brutalmente agredidos y esposados fue un reportero gráfico de sus habituales
protectores.
Lo que voy a pasar
a comentar es algo totalmente subjetivo (¿qué cosa no lo es?) que parte de la
simple observación de la actitud que tenían en dicha conferencia Vidal (impávida),
Larreta, Montenegro y Chaín.
La actitud del equipo
de gobierno transmitía que nada de lo sucedido había sorprendido. Que nada se
había ido de las manos. Todo lo contrario, se notaba que esta presencia ante el
periodismo era un paso más de una planificación en la que todo estaba previsto:
el asalto, la lógica reacción de repudio de los trabajadores atropellados y la
consecuente represión. Finalmente salir a dar explicaciones.
Vidal dijo con
total cinismo que la policía se defendió. No solo falsea los hechos sino que
expresa con qué directivas se mueve la fuerza de seguridad porteña. Su rol no
es justamente defenderse a sí misma. Solo pudo ser tomada la decisión partiendo
de cabezas que conocen el accionar delictivo. Es de este modo que los
delincuentes buscaron la hora más propicia para tomar por asalto el lugar (rompiendo
un ingreso que no estaba habilitado) para supuestamente llevar a cabo una tarea
de rutina como es hacer un inventario e iniciar una obra programada ¡Qué
descaro!
Trescientos
efectivos pertrechados como para una guerra con cascos, escudos, palos y
escopetas (entre los elementos más visibles) indudablemente estaban destinados
a otra cosa. El gobierno de Macri planificó deliberadamente el asalto. Esperó y
encontró una veta judicial (de una Justicia que no hace falta modificar, dirían
ellos), tal como los asaltantes esperan encontrar una puerta sin llave o una
ventana que no cierra bien. Entonces el macrismo se filtró antes de que la veta
se cerrara, intentando darle a su accionar una pátina de legalidad que obviamente
no tiene. Creo que no hubo ningún exceso en la represión en el Borda, sino que hubo
cumplimiento de estrictas órdenes. El gobierno de Macri no tiene autoridad
moral ni la decisión política para sancionar un exceso ni una falta de
cumplimiento de protocolos.
Ante toda esta
situación vivida me interesaría escuchar qué dicen tantos “defensores de la paz
y el diálogo”. Leáse la CGT moyanista, referentes de partidos políticos de la
oposición. Quienes no repudien estos hechos enérgicamente terminaran siendo
cómplices, por omisión.
La policía de Macri
no tiene formación en perspectiva de derechos y por tanto en defensa de
derechos humanos. No están en condiciones de integrar una fuerza de seguridad. Por
lo que resulta ineludible e impostergable su desarticulación y la fundación de
una nueva policía, en el marco de un plan de seguridad que contemple, entre
otras cosas, el real y efectivo control por parte de los ciudadanos de la
actividad policial. Los ciudadanos deben exigir intervenir en el diseño de las
políticas de seguridad. Los foros desarrollados desde el Ministerio de
Seguridad de la Nación son un buen ejemplo del cual partir.
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