La
puesta en marcha del programa Pro.Cre.Ar orientado a abordar globalmente el
déficit habitacional en todo el territorio nacional coloca una vez más al
Gobierno Nacional a la vanguardia en materia de políticas sociales. El anuncio
fue, por donde se lo mire, perfecto: hasta la folletería tenía en sus manos la
Presidenta al momento de dar a conocer el programa más auspicioso en muchas
décadas para nuestro país en materia de políticas de vivienda. Además, ya al
día siguiente comenzó la implementación del plan. Impecable.
Fue
sorprendente la respuesta instantánea de la población. A lo largo de la primera
jornada luego del lanzamiento hubo 500 mil visitas al sitio web del Anses buscando
información desde todo el país, 300 mil registrados en el sistema y 75 mil
turnos sacados por familias con terreno, según informan desde este organismo.
No
sólo los cientos de miles de argentinos y argentinas necesitados de una
vivienda digna reaccionaron rápidamente. También fue llamativa la instantánea salida
al ruedo de los “opinadores”, sobretodo de los más funcionales a la derecha, una
vez más sorprendidos por una noticia que no pudieron adelantar. Empezaron así a
analizar cada aspecto de la medida tratando de encontrar por dónde atacarla, para
poder trasmitirle a la opinión pública que las cosas no son tan buenas como
parecen. Pero las abrumadoras consultas que en este primer día recibió el Anses
demuestran que los “opinólogos” van perdiendo terreno a la hora de querer
manipular las decisiones y el humor de la población.
Ante
la ausencia de argumentos para denostar la medida un “opinador” recurre para
cerrar su intervención a la pregunta “obligada”: ¿por qué no lo hicieron antes?
Entonces
yo le pregunto: ¿Antes de qué, señor periodista?
¿Antes
de estatizar los fondos de las AFJP? ¿Antes de incluir un millón y medio de
jubilados al sistema previsional? ¿Antes de implementar el sistema de movilidad
jubilatoria? ¿Antes de implementar la Asignación Universal por Hijo? ¿Antes de
nacionalizar Aerolíneas Argentinas? ¿Antes de recuperar YPF? ¿Antes de crear
más de cinco millones de puestos de trabajo desde el 2003?
Francamente, ante cada nueva
medida del Gobierno Nacional orientada a la inclusión con igualdad de
oportunidades, yo también me pregunto por qué no lo hicieron antes del 2003
quienes tuvieron la responsabilidad de conducir el país y no tienen en su haber
ni una sola medida de política social de semejante impacto y alcance nacional,
como fueron todas las generadas desde que vivimos en este nuevo modelo de país.
Pasados unos cuatro
días del anuncio oficial, ya se dedicaron distintos programas de TV opositores
a analizar el “sueño de la casa propia” desde el punto de vista de las
dificultades, de lo que no se puede. Sorprendentemente, en un reconocido
programa político transmitido los domingos solo hubo una leve alusión al plan Pro.Cre.Ar, para entrar de lleno en las dificultades de
la obtención del crédito. Se sumó la
reiterada alusión de un economista sobre la necesidad de que el mercado vuelva
a tener el espacio crediticio que tuvo hasta 2002, momento en que se rompió el
crédito hipotecario. Este especialista
decía literalmente que a partir de entonces se protege más al deudor y las
leyes son imperfectas y no hay instrumentos para dar crédito (¡el mercado está
desamparado!).
El economista de este
programa pide volver a condiciones normales (es decir, cuando la protección la
tenía el mercado y no la gente). Pero claro, algo había que decir del nuevo
plan anunciado por el Gobierno Nacional. Transcurría el programa y ni la más
mínima alusión, hasta que, luego de un corte comercial, la conductora se
refiere a los reclamos de la clase media y de los profesionales, incluso a los
que tienen casa propia y quieren (o necesitan) mudarse. Pero para quienes no cuentan
con las condiciones económicas más favorables, no hubo ninguna información.
Vale destacar que el
derecho a la vivienda, como derecho humano esencial, es de todas las personas
sin discriminación, y que por tanto el acceso a ese derecho debe estar a la
mano de todos los ciudadanos sin distinción. Resulta casi obsceno “pasar por
encima de las necesidades de los sectores más empobrecidos”, para hacer valer
un derecho al que según expresaban los participantes del programa, habían
llegado, con dificultades, con temores, pero habían alcanzado.
O como en algún caso,
un joven, emprendedor, decidía no “arriesgarse” y prefería alquilar, aunque
dejando bien en claro que tampoco estaba dispuesto a irse a vivir al “sur”, y
que es justamente donde había ofertas del nuevo plan que podría contemplar su
situación.
Francamente hay que maniobrar para hacer un
programa televisivo que termine trasmitiendo angustia, incertidumbre, temor a
futuro, ante el anuncio de medidas de gobierno que apuntan a terminar, aunque
parcialmente, con uno de las mayores injusticias como es el no acceder a la
vivienda, y en muchos casos, durante varias generaciones.
Lía Méndez
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